viernes, 19 de marzo de 2010

LA GRAN NEVADA

El lunes día 8 de marzo se cumplieron con creces todas las previsiones meteorológicas y nevó como hacía años que no se veía en Catalunya. Las inclemencias del tiempo sobrepasan nuestra voluntad y simplemente hay que aceptarlas, pero también es el momento de hacerse preguntas y no sólo valerse del recurso fácil de quejarse del descaro incomparable de las compañías eléctricas (quejarse, porque no hemos visto ni sanciones, ni reglamentos que obliguen a mejorar de verdad el servicio bajo la amenaza real de retirarles las concesiones), que es lo que han hecho todas las instituciones políticas y civiles para disimular su inoperancia.

Este país es como es, y por mucho que los meteorólogos llevaban cinco días diciendo que el lunes día 8 iba a nevar en cota 0, es decir, en todo el territorio, y no cuatro copos, sino de verdad, no había ni una triste máquina quitanieves a punto en toda la red de carreteras. Naturalmente estaba activado el plan Neucat, cuyos detalles se nos escapan, porque si las autoridades son sinceras no había preparado un auténtico dispositivo civil, ni policial, ni de bomberos, ni de la unidad militar, ni de obras públicas, ni de las brigadas municipales, ni.... y ya no digamos la coordinación entre todos ellos. Y como este país es como es, las consecuencias fueron las que fueron. Lunes de "sorpresa" y caos, pero eso duro unas horas, ¿qué pasó después?

El martes por la mañana ya no nevaba, las calles estaban impracticables, los coches abandonados seguían amontonados por todas partes, los árboles caídos impedían el paso, y ya sabemos el desastre que sucedió con el suministros eléctrico y telefónico, que más tarde arrastró consigo también el del agua (por imprevisión y cálculo interesado). Ya que no se había sabido dar respuesta con un mínimo de anticipación, era el momento de aprovechar la calma climática para poner en marcha un auténtico dispositivo que permitiese paliar las necesidades más obvias. Y aquí es donde queremos incidir en lo sucedido en esta urbanización, Aiguaviva Parc, como también pasó en otras.

A esas horas del martes las primeras máquinas, especialmente retroexcavadoras, empezaban a quitar nieve en las calles de Vidreres pueblo para que los vecinos del centro pudieran moverse, según las tímidas indicaciones de los responsables del hasta entonces desaparecido Ayuntamiento. OLVIDO TOTAL DE AIGUAVIVA. Aquí sí hubo una persona que ya a las 9 de la mañana empezó a quitar nieve con su máquina (un toro con pala), Santi Achon, y unas pocas horas después el dueño de una excavadora, Tomás Fernández, hizo lo propio; pudieron ayudar a las personas que se habían quedado tiradas durante muchas horas junto a la gasolinera, a un inválido, otro hombre en silla de ruedas, abrir el camino básico... eso sí, era totalmente insuficiente en comparación con la necsidad de toda una urbanización. Pero en ambos casos, y en otros que hubo, se trató de iniciativas particulares, ya que ningún organismo público, incluido el Ayuntamiento, se molestó lo más mínimo en acercarse a Aiguaviva antes del miércoles. Sí, señores del Ayuntamiento, hubo personas que se preocuparon de aquello que los responsables municipales ignoraron y pospusieron.

¿No había posibilidades de limpiar las calles de esta urbanización por orden municipal? Pues bien, cuando uno de los conductores de excavadora preguntó si, ya que había acabado su trabajo en el centro tras unas pocas horas, podía ir por la tarde a Aiguaviva, el responsable del Ayuntamiento de Vidreres le contestó que no, que no hiciese nada, que ya irían al día siguiente. En la cortedad de miras del político lo único que estaba en su mente eran los ridículos 40 euros a la hora que costaba una máquina y no la ayuda a varios centenares de vecinos de su municipio, abandonados y aislados en calles impracticables; eso sí, desde las 9 de la mañana daban las instrucciones correspondientes para unificar facturas y obtener la subvención correspondiente de la Generalitat.

Ya el miércoles llegaron los bomberos, protección civil, el quitanieves de la unidad militar, un tímido lanza sal y bien avanzado el día por fin las cinco máquinas que envió el Ayuntamiento. Unas máquinas que trabajaban en muchas ocasiones sobre terreno ya abierto por unos particulares cuyo trabajo NO ERA CONOCIDO NI HA SIDO RECONOCIDO hasta el momento. La situación no se normalizó hasta bien entrado el jueves, y en algunas zonas aún más tarde.

Las actuaciones de esos días ponen de manifiesto la falta de coordinación de la que hablamos al principio. Ya no sólo entre los grandes organismos, sino dentro mismo de un municipio, y en la comunicación entre el centro del pueblo y sus urbanizaciones. Lo que hay que hacer es, desde el principio, ponerse en contacto con todas aquellas personas que pueden ayudar por disponer de maquinaria (son de fácil localización porque se les conoce), y coordinar una acción conjunta que permita dar lo antes posible los servicios más básicos a Vidreres, Terrafortuna, Puigventós, Aiguaviva, La Goba y Santa Ceclina, en el caso de este municipio, (lo mismo con los de Lloret y sus urbanizaciones, y cualquier otra poblacion). Al final, como se ha visto varias veces en los últimos 30 años con inundaciones, algunos incendios y otros incidentes, sin la iniciativa de algunos particulares las consecuencias serían peores. Pero no se trata de eso, sino de que la COORDINACIÓN PARTA DEL AYUNTAMIENTO.

Y hasta aquí llega la parte básica de este largo artículo sobre la nevada del día 8 de marzo.

Reflexión
Si alguien tuvo la suerte de disponer de electricidad desde el primer momento, como aquellos vecinos de urbanizaciones de Vidreres y Lloret que viven durante la semana en Barcelona, pudo seguir desde el lunes lo que los servicios informativos y las autoridades decían sobre la nevada. Es otra de las muchas cosas que nos debe llevar a la reflexión sobre qué pasa en este país.

El viernes día 12 y el sábado día 13 TV3 y Catalunya Ràdio se felicitaban sin rubor y recibían parabienes de la Generalitat por la cobertura informativa sobre las consecuencias de la nevada realizada durante toda la semana. Pues bien, esas mismas emisoras públicas abrían sus informativos el Martes día 9 a las 6-7-8 y 9 de la mañana, justo después de la nevada, destacando la progresiva NORMALIZACIÓN DE LA SITUACIÓN, así tal cual. Se referían, claro está, a que ya se podía circular por Barcelona y sus poblaciones adyacentes después de los problemas que había habido durante la noche del lunes. De hecho el tren y algunos autobuses todavían sufrían graves inconvenientes, y de eso se informaba, pero la normalidad volvía al área metropolitana de Barcelona y la gente podía empezar retomar su actividad. Entrevistaban al alcalde Hereu, algún responsable de la Generalitat (el conseller Saura había ido a Mallorca) y ya algún político de la oposición aprovechaba para hacer acusaciones al Govern.

Después se empezaba a hablar de la situación en Girona. Carreteras cortadas (el mapa de tráfico mostraba numerosos tramos rojos), centenares de camiones en la Jonquera y tímidas informaciones sobre cortes de luz generalizados. Nada o casi nada de la situación de tantas personas tiradas en la carretera y luego abandonadas en sus casas, de los pabellones llenos de quienes no habían accedido a su hogar, de los árboles tronchados en medio de las calles, de tantas y tantas historias que a finales de semana dieron mucho juego mediático. ERA LA DEL MARTES UNA INFORMACIÓN LEJANA Y DE SEGUNDO ORDEN. Lo puede decir quien redacta estas líneas porque yo sí tuve ocasión de oír la radio antes de que un coche de los Mossos me indicara que la carretera para ir a trabajar en Aiguaviva estaba cortada y luego pude ver ampliamente los servicios informativos de televisión durante todo el día porque en mi casa sí había electricidad. Hasta el miércoles por la tarde, cuando la nevada en Barcelona no era ni siquiera una anécdota, los medios de comunicación y los políticos, ambos con sus sedes en la capital, no se empezaron a dar cuenta de qué pasaba en Girona.

Todos recordamos lo que sucedió hace un año por dos míseras horas de apagón en una parte (sólo una parte) de la ciudad de Barcelona. Terremoto político, atención mediática inmediata y exhaustiva, movilización de las brigadas, generadores de miles y miles de euros funcionando a todo trapo.... Eso por un ridículo apagón de dos horas. ¿Qué hubiese pasado entonces con una situación similar a la que se tuvo que vivir aquí? La de Dios es Cristo. En cambio como fue en pueblos de Girona, que en ese momento ni siquiera estaban en temporada turística, al principio los medios de comunicación y, lo que es más escandaloso, los organismos oficiales, apenas se dieron cuenta de lo que pasaba. Vergonzoso. Todos reaccionaron tarde, poco y mal. Sin punto de comparación a Barcelona.

Y desde el punto de vista económico, lo mismo. Cuando es en Barcelona, todo gasto es poco. En cavi a Girona sí que la pela es la pela, eh? En esta provincia los generadores no se pusieron en marcha hasta el miércoles en el mejor de los casos, excepto en algún hotel bien situado y en organismos oficiales de mucho peso. (Muchos ni siquiera se quisieron llevar durante toda la semana, ya que con generadores no hubiese habido cortes continuados de agua, pero claro, cuestan dinero: I qui paga això, jo no eh? esto es lo que dijo la compañía del agua en Vidreres y urbanizaciones como Aiguaviva mientras los vecinos se fastidiaban durante días. Y el Ayuntamiento se calló, entre otras cosas porque le horrorizaría aumentar el gasto).

Pero si ya en toda España en general la gente no sirve para quejarse de verdad, con argumentos, en Catalunya peor y, con mucha diferencia, los peores de todos somos los habitantes de la provincia de Girona y alrededores. Así nos va. Ni dimisiones, ni responsabilidades, reacciones políticas tardías y mucho más tibias que si hubisese sido en Barcelona, y unos organismos oficiales que dudamos que de verdad hayan aprendido la lección para que nunca vuelva a suceder nada parecido. Ojalá nos equivoquemos y sí se tomen medidas para hablar en el futiro de Coordinación, previsión, decisiones y responsabilidad efectivas. Pero ya dijimos que este país es como es, y luego pasa lo que pasa.

Eléctricas.
Ya que estamos en momento de reflexión hablaré de las protagonistas de la semana, las compañías eléctricas. Antes he dicho que han sido el escudo perfecto para disimular la ineficacia de todos los organismos oficiales, porque ni el estado de las carreteras y de las calles, ni los árboles caídos y no retirados a tiempo, ni el desastre circulatorio nada de eso es culpa suya sino de la falta de previsión, coordinación y reacción del Estado, la Generalitat y los Ayuntamientos.

Ahora bien, las eléctricas son culpables de muchas otras cosas, algunas de las cuales no se han dicho en casi ningún medio de comunicación. Porque ¿qué es una compañía eléctrica? ¿qué vende? Vende y cobra un servicio, no un producto, y lo hace esencialmente por concesión pública. Me explico: La electricidad normamente (no hablo de la nuclear ni de las alternativas) es la transformación del agua de los embalses en energía. ¿De quien es el agua? ¿Quién construyó los embalses? El agua es pública, no de las compañías (tampoco de las del agua, por cierto), y los embalses los construyó el Estado. En realidad el suministro de electricidad a las casas tendría que ser un servicio público (pagado), pero el Estado lo concede a compañías privadas para una gestión supuestamente más eficaz. Lo que hacen las compañías (y ahíradica su servicio) es usar las turbinas para convertir el agua en energía y la red eléctrica (los postes, líneas, etc) para hacerla llegar a los usuarios.

Si venden un servicio, no un producto, y encima como concesión pública, lo mínimo que se puede exigir es que el servicio sea impecable y se haga todo lo humanamente posible e imposible para que no falle. ¿Cómo es posible que no se les exija responsabilidaders por el desastre que ha afectado a más de 200.000 personas? ¿Cómo es posible que se diga que hay que acudir a los tribunales? ¿Dónde está la autoridad de los organismos públicos? ¿Qué clase de intereses se mueven para que se acepte lo inaceptable?

Diremos mucho más. Desde hace décadas las eléctricas viene diciendo que el coste de generar electricidad es mayor que el precio que se cobra por ella, Por esta razón necesitan ayudas y complementos públicos. Pues bien, en 1999 el Estado concedió una ayuda cercana a los actuales 9.000 millones de euros, un billón y medio de pesetas (billón, con b) para que las compañías pudieran adaptar todo su proceso de transformación y distribución para que el coste de producción fuera menor. En los siguientes 5 años todas las compañías presentaron excelentes beneficios sin que nadie dijera nada. ¿Cuál era el resultado de toda esa inversión ya en 2004? Que la Comisión de la Energía emitía un informe recomendando subir el precio de la electricidad debido al alto coste. Y así se hizo en 2005 y llevamos cuatro o cinco subidas más desde entonces, con el beneplácito gubernamental correspondiente (porque quien aprueba las subidas es el Gobierno, no lo olvidemos).

Ya que esa inversión fue tan poco útil en el coste de producción es posible, dirían algunos, que la inversión se haya hecho en la mejora de la red, es decir, en los postes y torres de teléfono y en la calidad del cableado. Lo sucedido el día 8 de marzo (varios centenares en el suelo y más de 200.000 personas sin luz) es la respuesta. O sea, un billón y medio a la saca sin que nadie haya tenido que responder por ello. ESCANDALOSO. ¿Nadie va a reaccionar y a exigir medidas? Es el momento de que el pueblo reflexione obligue a tomar decisiones.